David Trueba es uno de esos autores que saben contar una historia. Sin alharacas, sin fuegos artificiales, simplemente contando lo que quiere contar. Te lleva a través de las páginas como si fuera un amigo que te susurra al oído. Vas entrando en su historia y a cada página te parece más interesante. Todo ello sin darse grandes aires.

El río baja sucio cuenta las últimas vacaciones en la sierra de Madrid de Tomás y Martín, dos amigos que han crecido juntos. La madre de Tomás, recién separada, ha decidido poner la casa en venta lo que supone que ya nunca más van a volver a la Sierra. En las que son sus últimas vacaciones, los dos amigos salen con sus bicis a recorrer la zona, se bañan en el río, graban con el móvil lo que se les ocurre… Así conocen a Ros, un hombre con un pasado misterioso que inmediatamente atrae la atención de los dos amigos. Esta atención se convierte en permanente cuando llega la hija de Ros, una adolescente con la que enseguida hacen buenas migas.

La acción se completa con un entramado social y ecológico: En el entorno del pueblo hay una cantera que está contaminando la zona y a la que Ros, y ahora nuestros protagonistas, se oponen con vehemencia.

La novela se puede leer con 16 años y con 55. Como digo, es una historia bien contada que interesa y no defrauda. Si tenéis hijos adolescentes o sobrinos, es un regalo perfecto.