Hay libros que hacen tanto ruido entre la gente que dan ganas de leerlos. Quizás ganas no es la palabra, quizás sea más exacto decir curiosidad. Y quiero aquí distinguir entre libros que son aupados por el marketing y libros que aparecen comentados por aquí y por allá. Feria es uno de estos últimos.

Ana Iris Simón escribe en Feria un homenaje a su familia, sus padres -mejor dicho su padre y la Ana Mari-, su hermano Javier y sus abuelos, sus cuatro abuelos, personajes estos de no menos de dos metros de altura cada uno, que ni siquiera cuando la Ana Iris niña crece y estudia periodismo y trabaja y escribe, pierden su estatura.

Todos viven en un pueblo de La Mancha, un pueblo de cuyo nombre sí quiere acordarse la autora, porque la novela es también un canto a la vida en un pueblo. Es el de Feria un pueblo con sus molinos y sus patios, con las sillas sacadas a la fresca de noche y esa tierra naranja a la que tanto apego le tiene Ana Iris Simón.

El libro ha conocido su dosis de polémica y discordia por la denuncia que lleva implícita ¿cuál es el futuro de los jóvenes en esta sociedad si ni siquiera ganan como para alquilar un piso?, ¿cómo hablar del modelo de familia si no pueden pensar en crear una? Al discurso del libro se añade el discurso que su autora pronunció en la Moncloa y en la que dijo cosas como esta: «No habrá agenda 2030 ni plan 2050 si en 2021 no hay techo para placas solares porque no tenemos casas, ni niños que se conecten al wifi porque no tenemos hijos”. Y a la participación en la Moncloa se le une un político de Vox esgrimiendo el libro en un atril. Lástima que a veces se utilicen los libros como armas arrojadizas.

De cada libro se pueden hacer muchas lecturas y hay quien dice que este hay que leerlo en clave ideológica. Yo me he limitado a la lectura literaria, no he visto en él un panfleto ni una obra maestra. Ana Iris Simón cuenta la historia de su vida, infancia y juventud, pues todavía es muy joven, teñida de nostalgia por el mundo de sus abuelos y sus padres. A ella le dan envidia sus vidas y así las cuenta, con un halo de película de Alberto Closas y Amparo Soler Leal, que no sé yo si luego en el día a día son para querer cambiarse por ellos, pero bueno, esto ya es harina de otro costal. Ustedes lean y opinen por sí mismos.