Rachel Cusk es una autora muy especial, a mí me gusta mucho, vaya por delante, pero habría poca gente a quien le pudiera regalar uno de sus libros con la seguridad de que iba a acertar. Segunda casa cuenta la historia de M, una mujer que se retira a vivir con su segundo marido, Tony, a una casona situada en una marisma. Junto a la casa principal hay una segunda casa pequeña, una especie de casa de invitados, que M decide dedicar a acoger temporalmente a algún pintor o artista. Las marismas y todo el entorno son una zona aislada y de gran belleza que podrían inspirar pinturas únicas.
Hay un famoso pintor, L, cuyos cuadros emocionaron especialmente a M en una exposición que visitó algunos años atrás, y es en él en quien ella piensa cuando decide alojar a un pintor. Tras varios cruces de cartas entre ambos, y ya en el marco de la pandemia, L decide finalmente pasar un tiempo en ese retiro. Al mismo tiempo, la hija veinteañera de M y su novio se alojan en la casa a causa de la pandemia. Además, L se presenta con una acompañante veinte años más joven que él, M se sorprende y decepciona a un tiempo, Le hubiera gustado tener al pintor en exclusiva para ella.
La novela es un relato escrito en primera persona dirigido a un tal Jeffers, un personaje del que no sabemos nada y que procede de un libro, Lorenzo en Taos, que es el que inspiró esta obra a la escritora canadiense. Afirma Rachel Cusk en una entrevista que así como uno decide mantener las vigas de una casa antigua, así ella decidió mantener el personaje de Jeffers en su libro.
El libro habla de la importancia del arte en nuestra vida cotidiana, de la necesidad de expresarnos, de la complejidad de las relaciones humanas… en fin, de lo vulnerables que somos.
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