El mito de la Torre de Babel explica cómo después del diluvio universal Noé y sus descendientes, todos hablantes de una misma lengua, decidieron construir una torre tan alta que llegara hasta el cielo, propósito más que lógico después de haber sufrido una inundación que acabó con todos los demás habitantes de la tierra. Pero Yahveh se enfureció y les castigó haciéndoles hablantes de distintas lenguas, de manera que, no entendiéndose entre sí, no pudieron construir la torre y se esparcieron por distintos lugares del mundo.

Vivimos en un tiempo en el que el proceso es justamente el contrario, tendemos a una homogeneización lingüística mundial. ¿A qué se debe esto? Una de sus causas es el creciente desequilibrio entre las lenguas y sus hablantes. Mientras las lenguas más habladas crecen y se expanden debido a los medios de comunicación, Internet y la aglomeración de población en las grandes ciudades, las lenguas con menos hablantes se ven condenadas a su desaparición, pues para qué aprender una lengua minoritaria si su utilidad va a ser mínima.

Nunca hemos estado más cerca de construir una Torre de Babel de lo que lo estamos ahora. Lo malo es que construimos enormes campos de fútbol a costa de la muerte de inmigrantes de países pobres*.

* 6500 obreros fallecidos en la construcción de los estadios del Mundial de Qatar 2022, según fuentes de The Guardian.