A veces cuando viajo me extraña encontrar esas iglesias tan grandes en pueblos que apenas tienen un par de calles. Está claro que en esos momentos, plantada en el presente, se me olvida la gran repercusión de la religión en aquellos tiempos del Señor. La religión, las religiones no solo edificaron iglesias y catedrales sino que también tuvieron una gran influencia en la elección de las lenguas y en la creación y difusión de los sistemas de escritura.

La lengua en la que están escritos los textos sagrados y el alfabeto utilizado han decidido el futuro de muchas lenguas. En toda la cristiandad occidental se generalizó el alfabeto latino, pero este fenómeno también ha ocurrido en otros contextos religiosos: por ejemplo, las lenguas escritas en otros caracteres adoptaron la escritura árabe por motivos religiosos. El alfabeto árabe se utilizó para transcribir lenguas que no habían sido escritas hasta la expansión del Islam, como el turco, el urdu, el malayo y el swahili; si bien hoy en día algunas de ellas utilizan el alfabeto latino.

En cuanto a Europa, los dos principales sistemas de escritura utilizados hoy en día son una consecuencia directa de la división ocurrida entre la cristiandad occidental y la oriental. Entre los años 867 (Concilio de Constantinopla) y 1054 (año en el que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla se excomulgaron mutuamente), Europa estuvo dividida en dos mundos culturales bien diferenciados. En Europa Occidental, la población cristiana utilizaba el latín en todos los oficios religiosos, e incluso en regiones en las que nunca antes había existido una tradición latina, como Irlanda o Alemania, fue adoptado el alfabeto latino.

Mientras tanto, en Europa Oriental, se empezó a traducir textos religiosos al gótico y la Iglesia Ortodoxa adoptó el alfabeto cirílico, basado en el antiguo eslavo, que era la lengua hablada por los monjes que lo crearon: Cirilo y Metodio.