Decía Francisco Umbral que un diccionario es una novela a la que le sobran palabras y le faltan personajes. Y pienso yo que esta sería una novela bien rara, pues tras un adjetivo vendría la acción de un verbo o el estado de ánimo de una palabra abstracta. Esta novela necesitaría de un lector muy comprometido y concentrado porque armar una historia con las páginas de un diccionario no debe ser tarea fácil.
Si se mira bien, en un gran libro seguramente estará una buena parte del diccionario. En Extrañas de Guillermo Arriaga, novela que he intentado pero no he podido terminar, hay palabras de las que se usan y palabras que no, que algunas no las había escuchado yo en mi vida. Quizás tendría que haberme armado de un buen diccionario para así consultar sus páginas y levantar esa historia que para mi permanecía agazapada y hasta desaparecida entre sus líneas.
Decía también Umbral que igual el diccionario es la novela del que no sabe cómo montar una trama, que los académicos ponen las palabras y luego ya tú si eso las ordenas. A mí todo esto me recuerda a Pasapalabra y a esos concursantes repetidos que cada día estrujan sus meninges para dar con la palabra que corresponde con exactitud a la definición que enuncia el presentador. Que igual de ahí también se podía sacar una novela.
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