Empecé este blog desde la frustración de haber estudiado Filología y no haber ejercido nunca como tal. Y arengada por esas historias que cuentan de que alguien empezó una exitosa carrera a los 50 o que sigue triunfando en los escenarios a los 80 me dije, bueno, a ver ¿y por qué no yo? ¿Por qué no voy a poder ingresar en la Academia de la Lengua si todos los señoros y las pocas señoras que hay en ella peinan canas? 

Y así, inicié mi andadura por estas redes del señor (o de la señora para ser correctos). De momento nadie ha reparado en mí, pero a ver, solo llevo 10 años; qué es eso en la inmensidad de los tiempos. En cambio sí ha habido quien me ha dicho muy amablemente (incluso sin ser amigo) que le gustaba mucho leerme, que se lo pasaba bien y que siempre aprendía algo. 

Esto de escribir es de solitarios, quizás por eso es todo cortito, por no estar mucho rato devanándome los sesos sola. También he reparado en que la escritura es un acto sin recompensa inmediata (ni a diez años vista tampoco) pero no me importa porque el premio me lo doy yo sola, que si me queda un post que me gusta me compro una palmera o una bolsita de trufas o igual hasta me voy a Zara. Ustedes pensarán que para ser coherente debería comprarme un libro pero es que la mayoría los cojo prestados de la biblioteca y son una necesidad más que un premio.