Le dicen los prudentes que para qué se mete en tantos líos, que ya son ganas, que qué necesidad. Le dicen también los que no tienen tiempo ni paciencia que está quitando el trabajo a los profesionales. Le dicen muchas cosas para acallar una voz que solo está en ellos. A menudo no responde nada, a veces se va por los cerros de Úbeda y otras dice bajito, bueno, alguien lo tiene que hacer, a mí no me cuesta nada, mientras por dentro piensa cuánto miedo tenemos a los diferentes, cuánta precaución, qué triste ese enrocamiento en nuestra sala de estar.
Le dicen también y a menudo que se pueden aprovechar de ella, a ver si no tiene miedo de que un día le den un susto, que das la mano y te cogen el brazo, que no va a conseguir cambiar el mundo, que qué se cree.
Ella piensa que quizás sí es incauta, cándida, imprudente, pero también sabe cuánto se aprende de los desahuciados, cómo le sorprenden los que no tienen país, cuánto le enseñan. Y entonces se pone el abrigo y después la gabardina impermeable (por si se encuentra con algún precavido) y sale a la calle y se mezcla y se contamina.
Comentarios
Que texto más bonito Gemma. Pienso en las gentes que hacen lo que pueden, donde pueden. Es un homenaje a personas voluntarias. Que bueno Gemma.
Las sociedades son mucho mejores cuando se mezclan y se contaminan mutuamente.
Gracias, Soco.
Precioso.
Como tú.
ÑAM
Graciassssss.