Podría parecer que cuando una lengua es hablada por un grupo numeroso de personas, esa lengua tiene asegurado su futuro. Los padres hablarán a sus hijos y estos a los suyos y así por generaciones y generaciones. Pero lo cierto es que en la transmisión y supervivencia de una lengua influyen muchos factores.

M. Krause en “The world’s languages in crisis“ analiza la situación de las lenguas en relación con la proporción de niños que las aprenden y explica que si esa lengua no es aprendida por un mínimo de un 30 % de los niños estaría en peligro de extinción. De hecho, el lingüista vaticina la desaparición de hasta un 90 % de las lenguas en el presente siglo.

La lengua jiongnai, que se habla en el condado de Jinxiu en el este de la provincia china de Guangxi, ha pasado de generación en generación desde la Edad Media hasta nuestros días. Con la implementación de las reformas políticas y la apertura de China al exterior, los pueblos jiongnai se han visto expuestos a nuevos conceptos, a la tecnología moderna y a nuevos desafíos. El chino mandarín está reemplazando gradualmente al jiongnai y comienza a usarse en las escuelas y en las reuniones públicas, lo que supone que la lengua jiongnai, con un número pequeño de hablantes y un uso limitado, está encaminada a la extinción.

Ninguno de los hablantes actuales de jiongnai es monolingüe, lo que significa que se puede comunicar en otra lengua y que hablará jiongnai no por necesidad sino por otras razones, afectivas, ideológicas… generalmente menos poderosas.