Muchos nos preguntamos estos días en qué momento los israelíes olvidaron su condición de víctimas, cuándo dejaron de considerar seres humanos a los palestinos, por qué su memoria colectiva no les permite recordar la magnitud del sufrimiento de sus antepasados. Nunca se puede decir todos y por supuesto entre los israelíes habrá muchos que no estén de acuerdo con las atrocidades que están cometiendo los que ostentan el poder. Amos Oz fue una de las voces que clamaban en el desierto.

«En una compilación de ensayos el ya viejo Amos Oz consigna, aunque escuetamente, que la conversión de las víctimas en victimarios ha dejado de ser simplemente una posibilidad. El lenguaje otorga las facilidades del olvido y de la justificación en el pasado para invertir los papeles: «El ocupado se convierte en ocupante y el oprimido en opresor» y así «la víctima de ayer puede fácilmente convertirse en verdugo». Esa es la «triste ironía» de la realidad israelí. Pero es, a mi juicio, mucho más que solo triste. Es asombroso que sean los propios herederos del holocausto quienes hayan elegido olvidar lo que fue vivir y morir en el lugar del oprimido, lo que significó: el desprecio y la constante humillación, la consiguiente suspensión de sus derechos ciudadanos y humanos, su conversión en enemigos, en seres indeseables, menos que animales, escoria. Esas palabras inhumanas hicieron posible lo impensable: el genocidio.»

Lina Meruane: Volverse Palestina